Por Onadis Rico
“A veces eres muy naíf mamá”… típica frase de mi adolescente hijo cuando no puede creer que no sepa “algo” que a todas luces es “obvio”, según él.
Bueno, tampoco soy taaaan ingenua. Pero he de confesar que me sorprendió encontrarme con un canal de él en Youtube!.. ¿Por qué? Porque él no es sociable y se comporta como un ser ermitaño (empiezo a tener mis dudas), no tiene Facebook (hasta donde sé… ya no lo puedo afirmar con certeza).
En fin. Difícil explicar lo que sentí porque es evidente que desde hace tiempo, desde que él tenía dos años para ser exacta, desde que entró a maternal, hay otro espacio de interacción del que no haces parte. Eso lo sabemos y tomamos conciencia de ello. Ahí inician a vivir y relacionarse en su primer otro mundo. Por supuesto que en esa etapa nuestras inquietudes son otras porque los hemos integrado a un espacio que decidimos y controlamos, de alguna manera, los padres.
Pero 15 años después (más bien antes para no verme tan ingenua), son los hijos quienes deciden esos espacios o mundos en los que se moverán. Y cuando nos enteramos de que ellos tienen ya una vida en el mundo del ciberespacio, nos sorprendemos… o más bien me sorprendo. Y no porque nunca la fueran a tener, No. Es que simplemente no sabes en qué momento pasó. Me doy cuenta que me alcanzó el tiempo en su carrera y si no me pongo las pilas me puede rebasar.
Y entonces, empiezan la curiosidad y las dudas a recorrer los pensamientos. ¿Estará bien si entro a su mundo?, ¿por qué no?, ¿y si encuentro algo que no quiero encontrar?, ¿y si por el contrario me gusta lo que postea y comenta?, ¿en qué otras redes sociales participará?, ¿con quiénes se relacionará?, y así, así, así.
Lo cierto es que mientras escribo voy descubriendo qué es lo que me inquietó de todo esto. Que yo no lo supiera y que no comentara o compartiera que ¡tiene otros espacios de interacción! Y lo peor es que crees que conoces y sabes de todos sus espacios: el de la escuela, el de sus amigos, el de la familia, el pequeño mundo con su hermana. Y resulta que no. Pero así es la vida, parte de esta etapa será comprender que él está construyendo sus propios mundos, de los que quiere hacer parte y del que tú no haces parte. Por eso a veces soy muy naíf, porque es obvio que ya no haces ni harás parte de todos sus espacios.
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