miércoles, 15 de marzo de 2017

Mi Vida de Pelicula

Hace ya mas de 20 años que partí de Colombia. Recuerdo mis viajes de vacaciones con mi hija mayor cuando tenía 2 o 3 años. Mirábamos por la ventana del avión cuando íbamos a aterrizar y le decía ¿Colombia es?… y ella entusiasmada contestaba: “verde”. A mi siempre me ha emocionado ver a mi país desde arriba. La llegada me representa un vuelco en el corazón: La extensa sabana de Bogotá. Sus campos de flores. Sus montañas. Para mi es lo mío: mi tierra, la que me trae recuerdos, nostalgias, olor a tierra mojada, a ruana, a chocolate y arepa de los domingos, a piquetes en la finca de mis abuelos. Es mi infancia, mi vida. Para mis hijas en cambio, es eso: una vista desde la ventana, un ratico, unas vacaciones, las abuelas, unos primos que están y no están. Es un país que les han enseñado, que les han contado y les dicen hace parte de ellas. Pero es y no es porque solo lo ven así desde una ventana, nuestra ventana …
Son esas cosas las que uno no hace consciente cuando decide partir. Cuando hace maletas por amor y se va con sueños e ilusiones. Cuando se quiere creer ese cuento de los que aseguran que por allá van a estar mejor. Cuando pensaba que seria por unos años, pero 4 se convirtieron en 20 y ya no hay para cuando. Entonces como dicen en México, de repente le cae a uno el veinte: Mis hijas son gringas. Pelean en ingles, su vida es en ingles. Y claro uno racionaliza las ventajas. Ellas tienen una educación de primer mundo. No supieron lo que significaba la palabra secuestro sino por las películas. No oyeron hablar de guerrillas, bombas ni atentados sino cuando los papás veían esos noticieros de allá que poco entendían, ni entienden. Han crecido tranquilas en un lugar seguro. Tienen muchas oportunidades y claro todo eso vale la pena. No lo dudo.
Pero solo hasta ahora hago consciencia que son gringas como las de las pantallas de Hollywood y que resulté en medio de una película sin darme cuenta. Cuando vine por primera vez de intercambio a este país a California, cuando apenas tenia 17 años y no hablaba inglés, solía pararme en la salida del colegio y me sentía en medio de una escena de una película americana. Los muchachos pasaban con sus mochilas y se subían a los buses amarillos y yo estaba ahí, pero era como si estuviera en la sala del cine. A nadie le importaba mi presencia. Yo era extranjera. Eso no era lo mío. Yo iba a regresar a mi país y así fue. Regresé. La diferencia es que ahora sí estoy en medio de esa película . Es mi vida.
Es y no es. No solo porque es otro idioma, lo cual de entrada crea una barrera aunque uno lo hable, pero no le fluye igual. Pero sobretodo porque mi cultura me impide entender muchas de sus tradiciones. Recibo con alegría y abrazo costumbres como la de acción de gracias, con pavo, arándano y puré porque vale la pena celebrar un día para agradecer. Pero sigo sin entender el fútbol americano y me parece cursi el día de san Valentín.
Pero justo por no entender o por estar al margen, mis hijas, las que si son estadounidenses y hacen parte de esta cultura, han tenido que sufrir por la ignorancia de su madre.
En Kindergarten la niña, en lugar de llevar las tarjeticas de San Valentín que venden por todas partes con mensajitos cursis para repartir a sus compañeros de curso, la pobre cargó con unos tarjetones creativos hechos por la mamá con su foto, los cuales no cabían por la ranura de las cajas de zapatos que decoran para la ocasión y tuvo que soportar las risas de sus compañeritos.
Mas recientemente, ya en Bachillerato, la maestra de inglés les pidió que escribieran sobre las tradiciones que tenia su familia para ver el Super Bowl y no le creyó cuando le dijo que ella nunca había visto esos partidos y que menos su familia contaba con tradiciones para verlos. Pero que si quería le podía escribir sobre James, la selección Colombia y los gritos que pega el papá viendo los partidos de Santa Fe, lo mas parecido a una tradición relacionada con el deporte que puede narrar.
Los dramas de las muchachitas de los colegios son muy parecidos a los de High School Musical y el Disney Channel. Las niñas plásticas, rubias casi siempre, le dan portazos a los lockers y le hacen maldades a las que un día son las amigas y al siguiente no. Las populares son las Cheeerleaders y son las novias de los del equipo de fútbol son a las que nombran reinas y princesas de los bailes de las escuelas. Así es. Como en las películas. Esa es la vida de mis hijas, la cual, claro nada tiene que ver con mis días en la Nena Cano, sin lockers, bailes de homecoming, ni cheerleaders, ni proms. Para nosotras, en aquella época, la máxima aventura era que vinieran los niños de la banda del Cervantes, el colegio masculino vecino y que los dejara entrar la Nena, la directora, a tocar un par de canciones.
Ahora con la entrada a la universidad de mi hija mayor me ha tocado aprender de cuestiones que para los nativos son naturales, pero de nuevo, para mi, son toda una novedad. Primero el choque de que ya a los 18 años se va la niña de la casa a vivir a la universidad y luego todo lo que implica solicitar cupos, exámenes , aceptaciones y demás. Para al final dejarla en un dormitorio con gente que apenas conoce, pero llena de sueños y oportunidades maravillosas.
Y entonces, en medio de todo, me doy cuenta que justamente por ser biculturales, mis hijas han crecido con valores familiares y principios mediante los cuales analizan y saben respetar las diferencias , pero escogen sus caminos con la conciencia de su equipaje. Por eso quizá, mientras algunas de sus amigas escogieron presentarse a ¨hermandades¨, esas que llaman sororities ¨ que de nuevo, yo no entiendo y me tiene que explicar miles de veces, y veo, igualitas a las de las películas, en donde tiene que competir con locuras para ser aceptadas , recibir rechazo y ser victimas del matoneo- bully exacerbado, ella, mi hija, prefiere pertenecer en su universidad a un grupo de la gente que vive en su mismo edificio en donde crean comunidad discutiendo sobre un interés común: la justicia social.
Así entonces, aunque esté en medio de una película, esta vida que escogí sin entender demasiado y sin ni ver de lejos, comprendo que me da la oportunidad de poder ofrecerles, ahora sí con conciencia, lo mejor de los dos mundos .

Carta a mis hijas después de la victoria de Donald Trump:


Debo confesar que como mamá quisiera decirles que no se preocupen, porque todo va estar bien. Quiero decirlo, pero no puedo. Y no puedo, porque no lo se. Porque desafortunadamente el resultado de las elecciones recientes en este país ha cambiado las perspectivas de lo que representaba. Porque con el triunfo de Trump, aquellos ignorantes que confunden la educación bilingüe con un tema de migración o que no quieren oír hablar español en el Walmart, esos que tenían guardado su racismo y su odio, se están dando, desde ya, permiso de escupirlo de manera grotesca.

Tú, hija mía que ejercías tu derecho al voto por primera vez con entusiasmo, con la ilusión de que fuera una mujer la que representara tus ideas progresistas y de avanzada, tuviste que chocar contra el muro, no solo ese que pretenden construir en contra de nuestra gente, sino el muro chocante del machismo, del desprecio hacia las mujeres, el que disculpa el acoso sexual y rechaza a las minorías. El muro de la política manipuladora que logró que muchos ignoraran o disculparan comportamientos e ideas peligrosas y destructivas.

Y a ti mi otro tesoro, que apenas comienzas tus años de preparatoria, que apenas distingues la diferencia de las ideas y posiciones políticas, ¿cómo puedo explicarte que en un país lleno de inmigrantes de todas las nacionalidades triunfó un personaje que destila odio, se burla de los demás, es vengativo y que rechaza la diversidad? Y ¿qué te puedo decir si todo el tiempo te estoy hablando en contra de los bullies, que te recalco a diario que hay que ser incluyente, que no debemos rechazar a los demás, que fue precisamente por bully que este señor ganó la presidencia?

Mas triste aun tener que explicarles que en nombre de el cristianismo y de esa fe que con amor hemos querido inculcarles, muchos votaron en contra de lo que les dijeron era el diablo, o el pecado, con un fanatismo miope que no les hace ver que precisamente este personaje representa la maldad encarnada. O acaso ¿qué diría Jesús de sus comentarios racistas? O de su adoración al dinero? O de los afirmaciones sobre querer matar a todas las familias de los terroristas? ¿Eso es ser pro vida? No, yo prefiero creer que mi religión esta basada en el amor y no en el odio y quisiera pensar que nadie quiere revivir la iglesia castigadora y vergonzante de la inquisición.

Vinimos a esta país en un busca de un futuro mejor para ustedes. Buscamos la libertad y la tranquilidad. Soñamos con una sociedad incluyente y hasta ahora así nos habían tratado. Triste pensar que queramos ir hacia atrás. Pero ¿quien dijo que todo está perdido? como canta Mercedes Sosa. Con esta elección si perdimos y perdió el mundo entero. Pero no perdamos la esperanza. Yo no quiero que se callen. Que sepan rechazar la injusticia y luchar por sus derechos, que como dijo Hillary sepan, que aunque “perder duele, nunca deben dejar de creer que luchar por lo que es correcto, vale la pena”.

martes, 14 de marzo de 2017

POR QUE NO QUISE QUE MI HIJA FUERA A HARVARD NI A YALE


La experiencia y reflexiones de una mamá latina con el proceso de solicitudes para la universidad en Estados Unidos...
#universidad #adolescente #collegeapplications

Competimos. Aunque algunas no lo queremos, ni lo pretendemos, siempre habra quienes nos hagan comentarios que nos hacen parte de esa competencia. Recuerdo las llamadas de una amiga con un hijo apenas unos meses menor que la mía. Tenían menos de un año y me hablaba para ver si mi hija ya gateaba, o decía sus primeras palabras, porque por supuesto el de ella, no solo ya había superado esos detalles, pero además ya sabía pedir libros por Internet.

No sobrara quien esté incluso pensando con el título de mi artículo que no fue que yo no quisiera, sino que tampoco iba a pasar, pero de eso no se trata, mejor seguir leyendo.

Esa competencia se ve exacerbada por las redes sociales porque por supuesto a quienes les gusta alardear tienen un medio perfecto para hacerlo. Creo que no tiene nada de malo el compartir los logros de nuestros hijos y por supuesto queremos lo mejor para ellos. Por eso estuvimos en la mejor clase de estimulación, en el kínder de moda, los metimos en la mejor escuela, en clases de arte, de música, de gimnasia y probaron varios deportes. Pero eso se vuelve aún más complicado sobre todo aquí en Estados Unidos cuando se van acerando las solicitudes para entrar a la universidad. ¿Por qué? Porque dicen que la competencia es feroz, ¿no? y ¿si el hijo de fulana pudo entrar a Harvard y con beca, por qué el mío no? Como si el nombre de la escuela superior a la que van nuestros hijos fuera una medalla que nos podemos colgar los papas por el trabajo bien realizado. Creo que eso es lo que está mal.

Cuando mi hija tuvo que pasar hace un año por ese proceso de selección, yo decidí hacer bien la tarea. Es decir, ayudarla a tomar una decisión informada. Primero porque su papá y yo no fuimos a la universidad en este país. Segundo porque empecé a darme cuenta que las razones por las que los hijos escogen las universidades no son las lógicas para mi gusto: porque es lo que queremos los papas, por los equipos deportivos, por los rankings, porque mis amigos ahí van, porque sale en las películas, porque en fin qué se yo… Nosotros ante todo decidimos que no estábamos compitiendo con nadie y que ella iba a ir a donde mejor pudiera florecer, explotar su potencial, tener oportunidades de crecer, en donde pudiera brillar, no fuera un número más y fuera a ser feliz. No fue fácil y varias veces, sin querer nos enfrascamos en discusiones del tipo “pero y ¿por qué no aquella que está mejor rankiada?” o dicen que esta otra “es la Harvard del Southwest”…

El caso es que se presentó en más de 10 universidades y pasó en varias. Y creo que su elección no pudo ser mejor. Está en una institución en donde el servicio comunitario, así como los valores y principios son igual de importantes a la exigencia académica, luego tiene una formación muy completa, pero sobretodo, ella se siente feliz y realizada. La medalla no es para mí, hoy es para ella.

Si tienes un hijo en preparatoria y quiere entrar a una universidad en Estados Unidos, quizá te ayude saber algunas de las cosas que hicimos y que resultaron útiles:
- Lo primero: entendí que, así como mi hija no pedía libros por internet a los 10 meses de nacida, quizá no iba a pasar en una de las llamadas IB league University, es decir ni Harvard ni a Yale, pero que eso no quiere decir que sea menos inteligente, que no se buen estudiante, ni menos que no fuera a tener una carrera exitosa.
- Es más, me di cuenta que tampoco la quería estresada en un mundo académico competitivo feroz y que prefería un college en donde conociera a sus profesores, y pudiera participar en discusiones y debates, que también tuviera tiempo para hacer prácticas y servicio voluntario.
- Estudié sobre las diferentes opciones y diferencias entre escuelas privadas, publicas y las que se llaman de estudios liberales. Para que mi hija pudiera determinar qué tipo le llamaba la atención. No nos dejamos llevar por nombres y marcas, aprendimos a analizar otros factores.
- Realizamos un proceso de preselección realista. Como el tema económico era importante para nosotros, aprendí a calcular los costos con posibilidad de becas por mérito y mi hija solo aplicó a aquellas instituciones generosas que proveen ese tipo de ayuda. Tampoco queríamos que pasara en una institución muy prestigiosa que después no pudiéramos pagar. En todas las que pasó, le ofrecieron beca y estamos pagando lo que habíamos presupuestado.
- Realizamos varias visitas con tours agendados, las primeras sin embargo fueron más turísticas y quizás poco útiles, las ultimas como ya éramos pros, realizamos preguntas más adecuadas y aprovechamos la visita pidiendo las tarjetas de los representantes locales y esas cosas que le fueron muy importantes a la hora de aplicar y que sí marcaron una diferencia.
- Aprendimos a calcular con sus GPA, ranking y calificaciones de SAT y ACT en cuales tenía más posibilidades de pasar y así aplicó a las que más encajaban, con una que otra que resultaba más difícil. Así evitamos frustraciones, con una preselección realista.
- Contratamos una consejera privada que le ayudó a cumplir con las fechas de entrega, a corregir su currículo y los ensayos. Así no fui yo la que me peleaba con esas presiones.
- Es un momento de mucho estrés. Para los adolescentes es la decisión más importante de su vida hasta el momento, hay que entenderlos y ayudarles, pero no imponerles más presión de la que ya tienen.
- Decidimos dejar los rankings de lado, porque son números que al final no nos dicen nada y son calculados un poco mañosamente.
- Para nosotros como papás representaba un choque cultural el tener que dejarla ir tan pronto de la casa, pero decidimos que ella merecía volar y que era una oportunidad de crecer y vivir experiencias que nosotros no tuvimos.
- Con todo y que la apoyé en todo esto y que, si estuve muy involucrada en el proceso, al final fue ella la que eligió. Y no lo hizo a la ligera tampoco. Habló con alumnos de diferentes instituciones, analizó pros y contras y al final se decidió por aquella en donde sentía poder ser ella misma y se iba a sentir a gusto. St. Edwards University en Austin es perfecta para ella. No se equivocó.

Entonces ahora si para finalizar, permítanme un poquito de alarde. Porque creo que no lo hicimos mal y hoy a un año del estrés, me siento muy feliz con la decisión de mi hija que seguramente cometerá errores, como los cometemos todos, pero que se siente feliz y aprovecha día a día la oportunidad y el privilegio de una magnifica educación. Y yo por supuesto soy una mamá muy orgullosa y tranquila de verla contenta y muy enfocada.

Si te gustó, compártelo para que le sirva a otros padres. Gracias.

lunes, 18 de mayo de 2015

I*N*I*M*A*G*I*N*A*B*L*E*

Por Hiperactiva

Cada día que pasa pienso que ya no puede suceder algo más. Ya lo he visto todo.!
Y no deja de sorprenderme. 

Algo más aparece, más severo, más difícil de entender, más incoherente, más....inimaginable.
Más creativo, mas riesgoso, mas absurdo.


Es un bombón! ...de niñito hasta fue modelo por su belleza latina castaña y la mirada increíble. Enormes ojos que hablan, entonces como hoy.
¡Ahora, me asustan.!
Inquieto, curioso y empeñado en ser todo lo que uno no quiere que sea. Y lo peor es que lo está logrando.
He pensado que su empeño obedece a demostrar que Yo no mando en Él y su él, suyo de su propiedad, va a ser mi más grande dolor de cabeza para mi mortificación intensa y profunda.

Yo la verdad si confieso mi incompetencia. Cualquier otra cosa en la vida a la que yo me haya enfrentado aún en el peor terror, desesperanza, agobio, cansancio, premura, dificultad. Son una rebanada de pastel en comparación al maternaje de un adolescente. 
No ha habido proyecto profesional, reinvención de campo de trabajo, re-edición de trabajo,hostilidad profesional, problemática familiar, dificultades de pareja, nada. Absolutamente nada más difícil que esto.
Adolescente el mío, varón. Lo que lo hace (no sé, a veces pienso que más fácil porque las niñas suelen despertar antes en tantas cosas, pero otras más difícil porque no toman los riesgos que toman los chicos.) mucho más difícil.
Está castigado. 
Castigo que sabe que de una u otra forma o de mil que intenta y por ahí alguna consigue logrará esquivar aunque sea un poquito. Es irrelevante, porque su sensación del tiempo es galáctico. Hoy es inmediato de ahoritita mismo, urgente porque se va la vida, y de repente no hay prisa alguna ni fecha de vencimiento, ni caducidad ni hora límite, ni cuando lograrlo, ni para qué.
Así que el castigo es un poco así. Demostrar que mas pronto que tarde a su padre -mas que a mí-, se le olvidará en el stress cotidiano que está castigado y mientras toma una llamada cuando le pregunte algo urgente con la ansiedad de no dejar de escuchar a su interlocutor que seguramente será de negocios, le dirá si. Hazlo. Y entonces .....Goooooooooooollllllllllll!
Mamá: mi papá dijo que sí.

Y no importa si ustedes si lo tienen presente y lo han logrado perfectamente bien y armonizan las instrucciones, decisiones y consecuencias en pareja en una sola dirección. En esta casa, él consigue que aún acuerdos alcanzados bajo la premisa que es lo mejor. Nos falle. Y bien claro tiene que los dos estilos son absolutamente divergentes.
Yo: la loca, dequiciada, nefasta, totalitaria, absurda, gritona, histérica, desconfiada, tómate un taffil, ve a terapia, menopaúsica y por eso nadie te quiere.

Papá: no grita, por lo menos no a la primera, accede, acepta a la primera, confía, primero cree, preocupón, mientras le llames acepta mas rápido, ofrécele lo que sea,(te mando mi ubicación, te hablo cada hora) Nunca sucede..... cosas de hombres que el sí entiende, no es para tanto, y al final el camino más fácil. La mejor opción. Ah! y es el que da dinero.
Se llama el Tríángulo. 
Entonces cuando no llega a la hora pactada y el papá ya ronca, y tu sabes texteando que no ha mandado localización posible porque seguramente NO está donde dice que fue. O aceptó papá que se llevara el auto por seguridad y él pasó a dejar a todos sus amigos por la ciudad mas grande del mundo. Y luego te dice que se quedó sin batería del celular, y cuando aparece dos horas mas tarde viene con aliento alcohólico y tu sabes que de pararlo una patrulla es todavía mayor riesgo. La extorsión en el mejor de los casos, "el centro de detención por alcohol" detenido con el auto en el "corralón" y miles de pesos de multas. y 36 horas de detención si es en un sector y más si en otro....dado que vivimos en zona limítrofe. Pues es todavía peor, porque se lo pueden llevar a otro municipio o ....no aparecer jamás.
Entonces papá despierta y se violenta. Ahí si, ya se asustó y pasó del terror a que le pasara algo al crío,a sentir la abierta posibilidad de SI sucediera y grita y regaña y reclama y las flechas del triángulo se voltean y la loca desquiciada procede a: cálmate, mañana hablamos. Vete a dormir. ¡No le grites! y el tercer punto del triángulo ya no se vuelve contra mí. Sino la corriente va en sentido contrario mas eléctrica que nunca: No soy un estúpido! como creen que me voy a dejar detener por estos policías, no vengo pedo, me tome 4 cervezas (jajajaj con aliento a destilado) Yo soy muy responsable y no crean que soy un niño. No tengo broncas de alcohol, fui a una fiesta y es porque ahí estaba la niña que me gusta que venía de otro rumbo de la ciudad o de la China da igual. Y al final como sea terminamos "la noche" de madrugada. Yo en tal alteración que ya no puedo dormir. Amanecemos fumigados. El tranquilamente duerme hasta tarde. 

No hay poder humano que lo levante, ni que le inquiete nada que signifique moverse. No nadar, pero no fútbol, pero no raqueta, no remos, no pesca (porque aquí no hay lagos como en USA mamá) y si apetito desmedido para desayunar unos chilaquiles sobredimensionados a una porción regular. Con una coca light para promediar. Porque no toma sino coca light. De la que por supuesto hay en casa pero no puedes controlar las que ingiere.
Y se avecina el resto de un fin de semana fatal.

EL triángulo son la víctima, el victimario y el rescatador. Y en esta trilogía familiar los papeles oscilan y las direcciones de la verbalización también.

También aparecen multas del condominio donde vives porque filmaron a sus amigas invitadas a nadar, forzando las puertas del snack bar y te llegan $6,000 pesos que son como $500 dlls de multa por eso. Unas princesas preciosas, barbies, como muñecas.


O al sacar el auto en la mañana enciendes y el volumen está en otra estación (que tu no usas) los espejos movidos y con vestigios de Coca Cola tamaño familiar en el piso del asiento de atrás y salpicada de lodo todo un lado del exterior inclusive el interior. Y te dice en cuanto sube al auto y lo increpas. ¡¡¡¡Si, si agarre el coche anoche a media noche pero me tarde 20 minutos porque fui por una coca.!!!!!
Y no es verdad. Tu sabes que no es verdad. 


Esta castigado pero aún a pesar de que sabe que lo filmaron entrar y salir por la vigilancia del sitio. Ya no le importa. Apuesta a que no te darás cuenta porque en realidad está totalmente seguro que es mas listo, que tú, que papá y que los dos juntos. ¿Cómo fue que lo cachaste? seguro eres bruja.

Y no entrega su teléfono que papá acaba de pagarle a pesar de que se había agotado su acceso a Internet y que tu le juraste que si no te entregaba el teléfono no se lo pagarías. Que tendría que trabajar!
Que dejaría de ir a clase esta semana porque reprobó un examen que te dijo que             "re-agendó" para subir el promedio y volverlo a presentar. Y el otro? chocó la camioneta que traía los exámenes. 
Entonces con la excusa del día de las madres, llevaste unas flores a la directora para conocer detalles del choque. NO hubo tal. No re-agendó el examen previo. Lo reprobó.
Y el pasado año entero fue así. 
No hay nadie mas interesante y enterado que él de la vida, del arte, de los espectáculos, la cultura, la ciencia, la vida, los autos, pero no del estudio. No puedo mamá! debo ser estúpido.!!! no se me pega nada.!!! solo que sea por osmosis inversa porque si no toca un libro. No se sienta jamás. Por mucho que atienda (si es que lo hace) no hay forma.
Tiene un CI superior a los 140 puntos
Pero no es todo! te marca el papá de otro de ellos y te dice que les cachó conversaciones sobre mariguana en el chat.
Hablo con profesionales para sugerencias sobre el manejo, pero no dejo de llorar.
Una adicción evidente es la comida. Pesa 100 kilos y apenas cumplió 18. Pero mariguana? alcohol. ¿Que hice mal Dios Mío?

No ha habido un día en que no habláramos de ello con libertad, con información científica, con lenguaje llano. Previniendo, incluso hasta asustando, acercando historias de compañeros, conocidos etc.
Ya no hay rezos que valgan, ya dejaste de poder incluso compartir con alguien las broncas. 
La familia directa imposible. Tus hermanas ya piensan de antemano que se te salió de las manos. ¿Tu mamá? a los 91 años y de su nieto consentido? el último. Para qué?
Ya no puedo. No sé como debemos enfrentar esto y el psiquiatra de adolescentes me sugiere que "acercamiento" no severidad. Conciliación y comprensión y preguntarle ¿Que quieres hacer de tu vida?

Finalmente dice: estuve a punto tantas veces de decirte.! 
"Pero no es tu culpa. Yo investigué y estoy perfectamente consciente de lo que hice." "NO fue tu culpa" cuando yo moría en llanto. "NO es culpa de ustedes."
Yo sabía que algo así podía estar sucediendo. SI una vez apareció un gotero de ojos en el auto y dijo que era de su amigo. Y luego quería salir solo con los mismos. Ya no otros, y se encerraba en su cuarto apenas llegaba a casa. Y la comunicación era fea. Agresiva, hostil, enojado. Y claro. Yo sabía que mentía. Uno sabe.

Uno sabe todo el tiempo que algo anda mal.
Costear el programa de desintoxicación es de $300,000 pesos fuera de la ciudad con el método Betty Ford y fuera de nuestro alcance también. Implica internamiento.
La opción local es de 2 terceras partes con internamiento también.
Y la crisis nunca aparece sola. Se junta con una económica de proporciones mayúsculas.

Siempre, y he de conceder que en estas circunstancias desde arriba se trabaja más. Aparece alguien experto en el tema.
Un amigo del pasado y recomienda un grupo, un grupo de 12 pasos un grupo de adicciones que maneja igual alcoholismo que drogadicción.
Se compromete a asistir y lo hace.
Algunos días falla, y lo enfrentamos a su soberbia y sobradito con buscar empleo.
No está fácil. No lo ha conseguido.
Es un junior, es mi hijo único.

Pero por sobre todo, ha sido un hijo protegido (tal vez en exceso) colocado en una clase socioeconómica que todo ve para abajo, que no tiene necesidades que le impacten sino para si y su diversión.
No, tengo ninguna certeza pero recuerdo a pié juntillas que un poco de mano dura ayuda.
No dinero.
No salidas, no auto, no estudios temporalmente hasta que decida que estudiar es mejor que trabajar, si acaso consigue el trabajo.
Les ruego, su solidaridad, su compañía, sus abrazos y por qué no...sus plegarias también.
Nunca imagine que esto me sucedería a mi. Yo estaba vacunada porque somos gente profesional, ilustrada, de privilegios económicos y sociales, de cultura.
Y los riesgos de la vida hoy día. No respetan definiciones ningunas.
INIMAGINABLE ésta vorágine en mi bombón.

sábado, 16 de mayo de 2015

Qué flojera tener 13 años y ¿si no se quita?


Creo que no podrían pagarme dinero suficiente para que regresara a mis trece años. Aunque mi mamá y mi tía dicen que yo era una santa, no lo creo, la adolescencia a todos nos pega y lo que es cierto es que no es divertido eso de tener que lidiar con tantas emociones.

Yo tengo dos hijas, una que es adolescente desde los 3 años, un constante volcán en erupción , así que cuando cumplió los 13 digamos que sus reacciones fueron peores, pero nada de extrañar; la otra en cambio, era un dulce, tranquila, tierna, analítica, tímida y los trece la han convertido en un personaje desconocido para nosotros. Me da risa aquellos que aseguran que sus hijos son perfectos, educados y maravillosos y que no tienen estas reacciones, si así es, no les creo, pero los felicito.  No pretendo aquí que me den consejos, ni mucho menos darlos.  Lo cierto es que muchos llegan a viejos con características de adolescentes que no logran madurar. Yo, por mi parte, declaro y acepto que no soy perfecta, que mis hijas reaccionan como adolescentes que son y yo  escribo con el animo de exorcizar mis demonios.

Estas son algunas de las razones por las que no quisiera volver a tener 13 años, pregúntese  usted si todavía  le quedan algunas por ahí, si es así, reflexione y preocúpese, creo que ya va siendo hora de madurar:

- ¿Odia usted a su mamá? Mi hija me lo repite constantemente, porque no la dejo salir con las amigas, porque la llevamos al restaurante que no quiere, porque tiene que ir con nosotros lugares que no le parecen atractivos... Dicen que es porque están buscando su propia identidad , entonces te rechazan, pero la verdad es que a uno como mamá, le duele, no me digan que no y bueno yo adoro a mi mamá, así que si alguna vez la odié, que no me acuerdo, no quisiera que me volviera a pasar.

- ¿Todo le choca? Bien lo dijo una amiga, es la edad del chocolate, todos les choca y nada les late. Y yo no es que vea todo de color de rosa, pero que pereza andar por la vida pensando que todo aburre, mejor "me como un gusanito", como dicen por ahí.

- ¿Todavía llama a sus amigas para ver que se van a poner para la fiesta? y lo que es peor se siente aliviada cuando todas van iguales? Mi hija dura horas escogiendo lo que se va a poner, lo consulta miles de veces con las amigas y cuando llegan a la fiesta, todas están con los mismos tights, zapatillas y blusita. Triste cuando son las mamás las que andan todavía en la misma historia, ¿no creen? digo...

- ¿Cuando no le gusta lo que le dicen, voltea los ojos? o que tal la estirada de la boca? Uy como me choca! Pero es que claro con esa tendencia que tenemos a volver todo una lección de vida, pues claro que les aburrimos. Eso me lo tengo que recordar a cada instante, a estas alturas los discursos tienen poco eco, es mejor buscar las pocas oportunidades para dialogar, es mejor preguntar que discursear. Y preguntar de verdad para estar dispuesto a escuchar, ¿si ven? Ya empecé con los consejos, pero  no se preocupen, son para mi...

- Y hablando de dialogo, ¿qué tal se interrumpe cuando le dan un golpazo a la puerta? No niego que todavía me enojo y me dan ganas de encerrarme y dar un portazo, pero como tengo pocas oportunidades de hacerlo, mejor me las aguanto. Y a usted ¿qué tal la va enojado?

- La peor es sentirse que uno ya no es un niño, pero que lo siguen tratando como tal. Pero bueno, ya crecerán, respirar y aguantar es lo que nos queda como mamás.


A los trece años está bien no saber que onda, es normal, pero ¿que tal a los que no se les quita?

domingo, 5 de abril de 2015

¿Cómo pueden desperdiciar un domingo sin hacer nada?... Bueno salvo estar conectadas

Duré un par de semanas para aceptar la invitación de mi amiga Marcela Riaño porque soy pésima con la tecnología y no había logrado activar un no se que (por fortuna mi amiga Andrea Villate lo hizo por mi). Pero fue afortunado que no se hubiera activado el dichoso botón porque en esos días estaba en el país de las maravillas y no lograba encontrar nada crítico o controvertido en cuanto a la relación con mis hijas, Estaba en los gloriosos y todo lo que se me ocurrían eran cosas bellas. Como mi marido es escritor, se claramente que las buenas historias necesitan del conflicto y mi orgullo de periodista no me permitía empezar la invitación con una mala historia.

Hoy para bien del blog y desgracia mía, tengo vivo, y en mi corazón el conflicto. No se si será una buena historia, pero intuyo que las mamás o me entenderán o se identificarán.  Mi furia empezó cuando les rogué, por no decir les supliqué, a mis hijas adolescentes (14 y 17) que viajáramos de semana santa a Ibagué (una ciudad de clima caliente donde vive mi mamá). Ellas se negaron porque "allá no hay nada que hacer". Desde su punto de vista. La verdad es que en el conjunto donde vamos hay piscina y canchas de tennis. Mi hermano es socio de un club donde pueden jugar golf (la pequeña sabe y tiene palos), jugar tenis, nadar, jugar bolos, ir al gimnasio... No es una ciudad grande pero tiene centros comerciales, algunos buenos restaurantes y, hay familia para visitar y compartir. Aún así ellas no "tienen nada qué hacer" allá. Como mi esposo tenía que terminar unos libretos, compré un tiquete de avión y me fui sola. Regresé el sábado en la noche y el domingo me levanté a inventar qué hacer. "Vamos a teatro, a un concierto, hagamos un picnic".... No hubo quorum. Con el papá de su lado me miraron con cara de "quédate quieta, no hagas nada". Me arreglé y salí a hacer un par de vueltas, algunas visita e ir a misa. Mientras escuchaba el sermón del Padre me preguntaba algo que no se si también se lo preguntó alguna vez mi madre: ¿Cómo pueden desperdiciar todo un domingo sin hacer nada? - Para no decir la verdad- ¿Cómo pueden desperdiciar toda la semana?????

Se que estoy escribiendo con la piedra en mis bolsillos. Pero además de desahogarme quisiera saber cuál es la manera como mamás más expertas que yo manejarían el tema. Obligarlas? No decirles nada? Respaldarlas y respetar su decisión?

domingo, 29 de marzo de 2015

El comportamiento online

Se que a muchas mamás les aterran las redes sociales. No quieren oír de Facebook, Instagram, ni nada que se les parezca. Para mi gusto son un poco paranoicas, les aterra pensar que otros sepan lo que hacen, quieren ser muy privadas y por supuesto lo que menos quieren es que sus hijos sean parte de semejante película tan aterradora. Respeto su posición, claro, cada quien tiene derecho a decidir si quiere tener un perfil, o publicar o lo que sea. A a mi, en los personal, me encanta esta tecnología que me acerca a la gente y me permite compartir. Pero con respecto a sus hijos, créanme que esa negación no les ayuda. Tratar de ser diferente o que su hijo vaya contra la corriente, cuando todos los jóvenes lo hacen, para un adolescente lo creo muy complicado. Lo que termina sucediendo y lo he visto, es que los niños lo hacen a escondidas de sus padres, sin ninguna supervisión y guía y eso me parece aun mas aterrador.

Para continuar con el tema de Onadis de este blog la semana pasada,  déjenme les cuento una historia de hace un par de años, cuando mi hija tenia 15 y estábamos mirando unas casas que estaban a la venta. Entramos a una a una y había allí un muchacho de su edad, cuando lo vio mi hija me contó a que escuela iba, como se llamaba la novia, que le gustaba el tenis  y que era primo de no se quien. Pero cuando lo tuvo cerca, no lo saludó. Pensé que era tu amigo, le dije. A lo que contestó: no, lo vi solo alguna vez en una fiesta, no hablamos, pero soy su amiga en Facebook. Circunstancia que me hizo ver una realidad muy diferente a la mía. Hoy en día la carta de presentación de los muchachos son las redes sociales. Lo que dicen, postean, comentan y publican es lo que los presenta al mundo.  ¿Terrible? No necesariamente. Diferente diría yo. Puede tener de bueno y de malo. De esa manera se conocen mejor y encuentran gente mas a fin, por ejemplo; pero claro que también puede resultar peligroso. Pongamos el ejemplo de una una niña que decide liberarse y presentar al mundo un perfil que quizá no sea el real, sino algo fantasioso, inspirado en películas o que se yo, porque claro es normal que los adolescentes que están buscando su identidad, fantaseen un poco y entonces en  su perfil escribe cosas como "sexo, drogas y alcohol" para verse muy "cool" como dicen ellos, puede que sus amigos cercanos sepan que ella está bromeando, pero qué pasa con el resto de supuestos "amigos" que son solo conocidos a quienes encuentra en las fiestas. Cómo la van a ver? Pero por que nadie la hace caer en cuenta, piensa uno. Y  ¿ donde están los papás? Ahh... es que no tienen Facebook y no quieren saber nada de eso...

Pero también está el otro extremos, los que  están demasiado enganchados en su propio Facebook. Los que estamos muy ocupados en nuestro propio mundo digital, porque eso también puede pasar. No damos buen ejemplo porque no soltamos el celular entre conferencias de trabajo, emails, y nuestro propia vida social online, y entonces tampoco tenemos tiempo para revisar las de nuestros hijos.

Pero ademas por supuesto que no puedo predicar, porque estar al tanto de todo lo que hacen los niños online es prácticamente imposible. Hace poco, por ejemplo, me enteré que mi otra hija, la de 13 años tenia una cuenta de Ask Fm, una red que sí me parece un tanto peligrosa. La idea allí es que los muchachos pueden preguntar cualquier cosa y la gente les contesta de manera anónima... Mirando nada mas por encima, encuentra uno los comentarios mas ofensivos y horribles sobre los demás, cosas insultantes, que por supuesto atacan la autoestima de cualquiera. Horrible. Lo triste es que claro, aun los niños o niñas mas buenos, en este medio anónimo se pueden volver los mas terribles, porque están experimentando y no miden las consecuencias de sus palabras. Oyen hablar mucho del bullyn o matoneo, pero no saben diferenciar entre lo que es chistoso y lo que es bully.  Lo que no se atreven a decir en persona lo hacen por medio de este mensaje anónimo que envalentona al más cobarde. Triste y difícil. Por lo tanto prohibí a mi hija la aplicación, explicándole los peligros y ella estuvo de acuerdo, pero me asegura que su mejor amiga la usa.

Y otra cosa: Si la popularidad se mide en la cantidad de likes que alcanzan por un post o por una foto que publican,  ¿ Qué son capaces de hacer por obtener los codiciados likes?: chistes, poses, comentarios, o lo que sea.  ¿ Se han vuelto egoístas y egocéntricos por las famosas selfies? ¿ cuantas se toman al dia?

¿Y qué hacer entonces frente a todas estas nuevas aplicaciones y redes sociales que aparecen día a día y que están al alcance de nuestros hijos? ¿ Volverse detectives, comprar aplicaciones que los persiguen y espiar en sus teléfonos y computadoras? Se me hace insultante y desgastante. Mi regla es: online o en texto no se dice nada que no seas capaz de decir en frente de la persona. Y trato de mantenerme informada para poder conversar con ellas. Respetar su espacio, si, pero aconsejar cuando  se de el momento Recomiendo mucho un sitio web: https://www.commonsensemedia.org/, un lugar con buenos consejos sobre todo lo que tiene que ver con medios y nuestro hijos.

Y ustedes, qué hacen? Como manejan este tema?