sábado, 16 de mayo de 2015

Qué flojera tener 13 años y ¿si no se quita?


Creo que no podrían pagarme dinero suficiente para que regresara a mis trece años. Aunque mi mamá y mi tía dicen que yo era una santa, no lo creo, la adolescencia a todos nos pega y lo que es cierto es que no es divertido eso de tener que lidiar con tantas emociones.

Yo tengo dos hijas, una que es adolescente desde los 3 años, un constante volcán en erupción , así que cuando cumplió los 13 digamos que sus reacciones fueron peores, pero nada de extrañar; la otra en cambio, era un dulce, tranquila, tierna, analítica, tímida y los trece la han convertido en un personaje desconocido para nosotros. Me da risa aquellos que aseguran que sus hijos son perfectos, educados y maravillosos y que no tienen estas reacciones, si así es, no les creo, pero los felicito.  No pretendo aquí que me den consejos, ni mucho menos darlos.  Lo cierto es que muchos llegan a viejos con características de adolescentes que no logran madurar. Yo, por mi parte, declaro y acepto que no soy perfecta, que mis hijas reaccionan como adolescentes que son y yo  escribo con el animo de exorcizar mis demonios.

Estas son algunas de las razones por las que no quisiera volver a tener 13 años, pregúntese  usted si todavía  le quedan algunas por ahí, si es así, reflexione y preocúpese, creo que ya va siendo hora de madurar:

- ¿Odia usted a su mamá? Mi hija me lo repite constantemente, porque no la dejo salir con las amigas, porque la llevamos al restaurante que no quiere, porque tiene que ir con nosotros lugares que no le parecen atractivos... Dicen que es porque están buscando su propia identidad , entonces te rechazan, pero la verdad es que a uno como mamá, le duele, no me digan que no y bueno yo adoro a mi mamá, así que si alguna vez la odié, que no me acuerdo, no quisiera que me volviera a pasar.

- ¿Todo le choca? Bien lo dijo una amiga, es la edad del chocolate, todos les choca y nada les late. Y yo no es que vea todo de color de rosa, pero que pereza andar por la vida pensando que todo aburre, mejor "me como un gusanito", como dicen por ahí.

- ¿Todavía llama a sus amigas para ver que se van a poner para la fiesta? y lo que es peor se siente aliviada cuando todas van iguales? Mi hija dura horas escogiendo lo que se va a poner, lo consulta miles de veces con las amigas y cuando llegan a la fiesta, todas están con los mismos tights, zapatillas y blusita. Triste cuando son las mamás las que andan todavía en la misma historia, ¿no creen? digo...

- ¿Cuando no le gusta lo que le dicen, voltea los ojos? o que tal la estirada de la boca? Uy como me choca! Pero es que claro con esa tendencia que tenemos a volver todo una lección de vida, pues claro que les aburrimos. Eso me lo tengo que recordar a cada instante, a estas alturas los discursos tienen poco eco, es mejor buscar las pocas oportunidades para dialogar, es mejor preguntar que discursear. Y preguntar de verdad para estar dispuesto a escuchar, ¿si ven? Ya empecé con los consejos, pero  no se preocupen, son para mi...

- Y hablando de dialogo, ¿qué tal se interrumpe cuando le dan un golpazo a la puerta? No niego que todavía me enojo y me dan ganas de encerrarme y dar un portazo, pero como tengo pocas oportunidades de hacerlo, mejor me las aguanto. Y a usted ¿qué tal la va enojado?

- La peor es sentirse que uno ya no es un niño, pero que lo siguen tratando como tal. Pero bueno, ya crecerán, respirar y aguantar es lo que nos queda como mamás.


A los trece años está bien no saber que onda, es normal, pero ¿que tal a los que no se les quita?

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